evaluacion de suelos contaminadosEl proceso de degradación de los suelos en España se ha acelerado durante la última década, en especial por la creciente aridez climática y la presión urbanística, ha afirmado en una entrevista con EFE el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez.

Con motivo de la proclamación del Año Internacional de los Suelos 2015, una iniciativa con la que la ONU quiere concienciar sobre un uso más sostenible de este recurso crítico, Suárez alerta de que la erosión y la desertización del territorio español se está extendiendo lentamente del sur-sureste hacia el norte.

Históricamente, las regiones más afectadas por este problema han sido amplias zonas de Murcia, Almería y Alicante.

Al menos una cuarta parte de la biodiversidad mundial habita bajo nuestros pies, donde, por ejemplo, la lombriz de tierra es un gigante al lado de pequeños organismos como bacterias y hongos.

Según el presidente del Colegio Oficial de Geólogos, además de las inundaciones -que suponen el 50 % de las pérdidas económicas causadas por desastres naturales-, la salinización de los acuíferos, la desertización y la erosión del terreno se encuentran entre los principales problemas medioambientales del país.

A nivel mundial, un tercio de todos los suelos se degradan, debido a la erosión, compactación, salinización, agotamiento de la materia orgánica y nutrientes, acidificación, contaminación y otros procesos causados por prácticas insostenibles de gestión del suelo, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Un centímetro de suelo puede tardar hasta 1.000 años en formarse, explica esta agencia de la ONU en la web que ha puesto en marcha con motivo de la celebración de dicho año internacional.

«Es muy importante, ha manifestado Suárez, atajar esta lenta e imparable pérdida, porque sin un suelo sano se arrasa cualquier tipo de vida».

«El suelo nos protege», ha enfatizado en este sentido el experto, quien ha abogado por incrementar la concienciación de la ciudadanía para contribuir a la conservación del patrimonio natural y, por ende, para que los poderes se sientan empujados a actuar por la presión social.

Su preservación es el único camino para evitar la erosión, un proceso «muy peligroso» que una vez se produce tiene un «desarrollo exponencial».

Además de la presión demográfica y urbanística, la degradación de los suelos tiene un claro enemigo en un clima mediterráneo que «cada vez es más árido» como consecuencia del cambio climático.

«Estamos observando -ha dicho- una reducción importante de las precipitaciones y eso está haciendo que el suelo se resienta mucho».

Según su criterio, uno de los modos más eficaces de luchar contra la desertización y erosión es combatir el cambio climático, reduciendo las emisiones contaminantes de CO2, el principal gas responsable del calentamiento de la temperatura del planeta.

En este año de celebraciones del Año Internacional, «lo más importante es la concienciación ciudadana, porque una persona informada es una persona que prevé problemas como la desprotección del suelo y sus consecuencias presentes y futuras».

Según la FAO, los suelos sanos no solo constituyen la base para los alimentos, combustibles, fibras y productos médicos, sino que también son esenciales para los ecosistemas y desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono, almacenando y filtrando el agua.